sábado, 21 de febrero de 2009

Asociaciones entre especies: ¿inevitables y beneficiosas?

No deja de tener un vis artístico creativo eso de imaginarse que las especies nuevas surgen de asociaciones provechosas entre especies preexistentes, asociaciones que ocurrirían porque una fuerza arrolladora de lo vivo no puede evitar amasar la argamasa de lo conocido para crear criaturas nuevas.
Pero lamentablemente, mal que le pese a Lynn Margulis y a muchos biólogos creativos que se alinean gustosos a la artística idea, la enorme mayoría de las asociaciones no son hereditarias. Esto anula toda influencia que se prolongue a lo largo de las generaciones.
En segundo lugar, el tipo de asociación entre diferentes especies que es más frecuente en la naturaleza es el parasitismo, asociación que, refiriéndonos a nuestra especie, incluye las patologías humanas infecciosas. Es decir, si la valoramos (como gusta hacer dicha investigadora) deberíamos calificarla de "mala", al menos para uno de los participantes, el organismo invadido. Y para los dos, si la situación termina en la muerte. Esta evidencia atenta contra otorgarle valor a la asociación como posible factor evolutivo, al menos en casos así, siempre que entendamos la evolución dada por la creación de algo nuevo por asociación de dos entidades preexistentes como un paso siempre adelante.
En tercer lugar, el origen de lo nuevo por asociación de lo viejo "a la Margulis" debería conllevar una fatalidad, una tendencia incontenible de las especies a asociarse. ¿Por qué entonces tantas especies no se asocian con ninguna otra? ¿Por qué entonces existen asociaciones - pienso en infecciones micóticas profundas en seres humanos, por ejemplo, como la neumonía por el hongo Pneumocystis carinii- que sólo se dan en ciertas condiciones muy particulares que sólo cumple una minoría de ejemplares de una de las especies participantes (en situaciones de inmunidad muy comprometida del hospedador en el ejemplo que cité)?. ¿Se creará a partir de esa minoría infectada una nueva especie que reemplazará al resto?
¿Por qué será que unas pocas asociaciones -como las polémicas amebas que alojarían bacterias- tienen "intención" evolutiva, por lo cual son permanentes, generalizadas, heredables, y todas las demás, es decir la enorme mayoría, no? ¿Eh? ¿Por qué?
Copyright Mirta E. Grimaldi. Derechos reservados.

viernes, 13 de febrero de 2009

A propósito de las comunidades virtuales


Celebro tu regreso al Blog!

Me interesó esta investigación sobre los medios sociales como suele clasificarse a estas comunidades virtuales, aunque este término ya se usaba para los medios tradicionales como una versión pulida de los medios masivos de comunicación, el término masivo y el verbo masificar, han quedado de lado. Hace muy poco tiempo me planteé el hecho de aceptar numerosas invitaciones a unirme a estas comunidades, hasta que la presión social de mi entorno -ex-alumnos y profesores- insistieron en tenerme entre ellos en el mundo virtual, finalmente acepté. Cuando ingresé al espacio virtual gran cantidad de ex-alumnos, que poco a poco se iban sumando al grupo, me saludaron e intercambiamos impresiones, algunos no los veía desde hace 5 o 6 años.

Es interesante ver como se comunican los jóvenes y, no tan jóvenes, en estos espacios donde se reunen. Entre ellos, una ex-alumna se mostró orgullosa porque había elaborado su primer torta pascualina, la fotografió y se la mostró a la comunidad, hasta la había decorado con florcitas para la exhibición. Otras alumnas se manifestaban impacientes por salir de vacaciones y estaban contando los días que faltaban para salir a diferentes lugares que mencionaban y proponían. Otros ex-alumnos ya en el lugar de veraneo enviaban fotografías de la playa, el mar y las chicas, manifestando lo bien que estaban. Otro se hacía fans de Mafalda.

Un profesor (más suelto que en la sala de profesores) se animaba a confesar ser admirador de un Club de Rugby y subía fotografías del equipo. También me enteré que un publicitario amigo, era un devoto admirador y usuario de las motos, había descubierto, ya grande, la libertad en dos ruedas y recorría el país y países limítrofes, en moto con su señora, que conducía otra moto. Otro profesor sugirió que entrara en una comunidad exclusiva de profesionales de marketing con miles de ejecutivos y consultores en todo el mundo con quienes podía intercambiar consultas, sugerir trabajos y hasta asociarme para atender clientes.

El mundo virtual es diferente del mundo físico, no hay apretón de manos, no hay contacto visual, solo texto e imágenes, comunicarse sin acercarse físicamente. No percibimos vestimentas, gusto por los colores, no sabemos que fragancias usan, no sentimos la palmada en los hombros, solo fotografías y espontaneidad en el discurso, donde cada uno dice lo que quiere y si encuentra eco en alguno de los componentes de la comunidad, sigue el tema o este queda ahí.

No es el lugar indicado para teorizar, para comunicaciones profundas, se parece a un encuentro casual en la vereda de alguna calle, cuando dos conocidos se cruzan y uno le dice al otro: ¿Todo bien? Y el otro contesta: ¿Si, todo bien, cha, chau, nos vemos? Y continúan caminando aunque ambos estén pasando por momentos difíciles o felices. En el mundo virtual son otros los códigos, se confiesan en el muro como en un escenario van al frente, para ellos la espontaneidad y la ausencia del cuerpo físico les da otra libertad, no temen a los chicos malos ni a los del crimen organizado, se juegan dicen lo que les place, sueñan con otra forma de vida, con ser libres del cuerpo físico.

Mi hija (37) se asombró, me dijo Pá, no hay gente de tu edad!
Son egoístas, no te parece.
p/d. Había olvidado adjuntar un "regalito virtual" un pequeño cielo que suele pasar por el patio de mi casa.
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Copyright Norberto Álvarez Debans

sábado, 7 de febrero de 2009

Comunidades virtuales y blogs

Me tomé unas vacaciones de este blog. Por curiosidad, los últimos días estuve inmiscuyéndome en algunos sitios que se proporcionan como medios para comunicarse, para encontrar viejos conocidos o para hacer nuevos amigos. La verdad es que no me he sentido cómoda frente a un mensaje que invita a "escribir algo en el muro (sic) de Fulano o en el propio". ¿Algo de qué? ¿Sobre qué tema? ¿Para quién? Uno sabe que lo va a ver el Fulano conocido nuestro, pero también Mengano y Sultano (amigos de Fulano, que no necesariamente son amigos nuestros). Y también sabe que allí está prohibido pecar de solemne (nada de Biología Molecular). Entonces uno manda saludos, regalitos virtuales, agradecimientos, chistes, figuras....pero no dice realmente nada, nada íntimo, nada serio. Y en el propio perfil, nada de poner datos o detalles personales, porque la red nunca ofrece seguridad.
Quedé desilusionada de esas "comunidades virtuales" tan en boga, pero la verdad es que yo tengo una necesidad de comunicar, pero no cualquier cosa sino conocimientos e ideas muy concretos. En definitiva nunca dejo de ser profesora, y acá estoy de vuelta.
Hoy estuve volviendo a revisar la historia de nuestro blog. Estamos cerca de cumplir un año de este proyecto. Fue un año que hemos vivido muy intensamente, en el que nos han sucedido cosas muy buenas -entre ellas la publicación de "El logos de la vida"- y cosas muy malas también.
Creo que logramos comunicar lo que nos interesa a los que quieren enterarse. Seis mil setecientas visitas registradas en este blog no está nada mal....
Copyright Mirta Elena Grimaldi. Derechos reservados.