lunes, 17 de agosto de 2009

El código científico


Este año publiqué un nuevo libro, El código científico, dedicado a analizar el concepto de verdad en las ciencias duras y si es o no posible aplicarlo a la biología y a las ciencias sociales. También intoduzco algunas consideraciones acerca de la idea de "seriedad" tal como puede aplicarse a las teorías científicas. Siguiendo la idea de Deleuze según la cual la ciencia está constituida por máquinas de pensamiento que permiten crear un plano de consistencia en el fondo caótico de lo "real", he establecido una diferenciación entre dos máquinas matemáticas de funcionamiento repetitivo en el ámbito de la ciencia: las máquinas de transcripción, que revelan el código interno de una disciplina, y las máquinas de traducción, que se ubican entre distintas disciplinas o entre una teoría y su base empírica. Utilizando este modelo sencillo, he podido aceptar la verdad de las teorías sin comprometerme con sus interpretaciones reduccionistas, que suelen confundir igualdad con identidad.

El libro puede conseguirse en cualquiera de las sucursales de la distribuidora Cúspide, y prontamente estará disponible en Yenny-El Ateneo

Daniel Omar Stchigel

domingo, 26 de julio de 2009

¿Es la idea de Dios una idea adaptativa?

Así como hace un tiempo se habló de un gen gay, ahora parece haber un gen de la creencia en Dios, que además es adaptativo. Parece cumplir la función, positiva, de aumentar la supervivencia evitando que la angustia y el miedo hagan que una persona escape a los fines reproductivos y se sumerja en la depresión, o que se suicide por no encontrarle sentido a la vida. Se trataría, entonces, de una idea reguladora: el noventa porciento de la gente cree en Dios, aunque Dios no existe, porque su desarrollo cerebral, necesario, por otra parte, para la supervivencia, la lleva a angustias y depresiones que otra variación genética compensa evitando que la especie se extinga por un suicidio masivo.
Esta no es una idea nueva. Nietzsche, filósofo de fines del siglo XIX, había postulado también que lo que llamamos verdad es una serie de ideas que son útiles para la supervivencia. Por ejemplo, es útil pensar que el Sol sale y se pone, y regular nuestra vida en función de esos ciclos, aun cuando sepamos que es la Tierra la que gira sobre su eje dando la apariencia de que el que se mueve es el Sol. Pero de esta manera, sostenía Nietzsche, la verdad no se distingue de la mentira útil, con lo cual la búsqueda de la verdad por la verdad misma se convierte en una tarea que va en contra de la vida, y que puede llevar a su propia destrucción. La búsqueda de verdad inaugurada por el cristianismo, por ejemplo, habría llevado a la revolución científica que terminó por prescindir de Dios como causa primera del mundo.
Ahora bien, sostener que Dios no existe va, entonces, en contra de nuestra supervivencia como especie. Eso significa que, si filosofías ateas como el darwinismo se propagan, el resultado será depresión, disminución de la tasa reproductiva, y extinción de la especie. ¿Cuál es entonces el carácter adaptativo que justifica la existencia del gen que hace que tanta gente sea darwinista, yendo en contra de la supervivencia de la especie?
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.

lunes, 6 de julio de 2009

El intento de aplicar el concepto de selección natural a universos completos

Lee Smollin parece un físico serio. Ha realizado una crítica interesante a la Teoría de las Supercuerdas. Sin embargo, ha tenido la loca idea de aplicar la selección natural a los supuestos universos que compondrían el multiverso. Su artículo plantea que los universos se reproducen. Cada agujero negro sería un universo bebé, que presenta pequeñas diferencias respecto de su universo mamá (se trata de una reproducción asexual, por lo menos en este modelo). En la medida en que las leyes naturales de cada universo pueden ser variables, algunas favorecen la formación de agujeros negros (es decir, de futuros universos). La idea es que, con el paso del tiempo, se optimizará entonces la reproducción diferencial de aquellos universos que generen mayor número de agujeros negros. Tal debería ser el caso para nuestro universo, pues la capacidad para producir agujeros negros es directamente proporcional a la capacidad de un universo de llegar a un estado adulto (un estado de reproductibilidad), es decir, cuando, por añadidura, dura lo suficiente como para generar vida en algún planeta que gire alrededor de una estrella vieja como nuestro Sol.
Hay mucho de criticable en esta idea loca, pero lo principal es esto: el multiverso no tiene límites, es decir, sus recursos energéticos son infinitos. Cuando no hay un nicho limitado y sobresaturado, como Darwin bien sabía, la reproducción diferencial no lleva a ninguna optimización en la capacidad reproductiva. Dicho de otro modo: aunque un universo diera lugar a un solo agujero negro que diera lugar, a su vez, a un solo agujero negro, tendría la misma probabilidad de continuidad reproductiva que un universo que diera millones de agujeros negros por cada "generación". Es verdad que este último tendría más descendencia que el primero, pero como en el multiverso los universos son infinitos, infinitos universos que se reprodujeran una sola vez tendrían la misma cantidad de progenie que infinitos universos que se reprodujeran millones de veces, o hasta infinitas veces. Es una cuestión de matemática elemental: no hay más cosas en un conjunto infinito que en un conjunto de infinitas más infinitas cosas.
En conclusión, es claro que Lee Smollin carece de dos tipos de conocimientos necesarios para sostener su extensión de la biología evolucionista a la cosmología: no sabe nada de la necesidad del argumento de la cuña para que haya algo como "progreso", y tampoco sabe nada de matemática cantoriana. Una verdadera pena. Lo peor es que esta idea le ha encantado a Brian Green, teórico de las Supercuerdas. Cuando los físicos se ponen cosmológicos, caen inevitablemente en un evolucionismo pobre, en una muestra clara de su desconocimiento de la biología.
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.

sábado, 21 de febrero de 2009

Asociaciones entre especies: ¿inevitables y beneficiosas?

No deja de tener un vis artístico creativo eso de imaginarse que las especies nuevas surgen de asociaciones provechosas entre especies preexistentes, asociaciones que ocurrirían porque una fuerza arrolladora de lo vivo no puede evitar amasar la argamasa de lo conocido para crear criaturas nuevas.
Pero lamentablemente, mal que le pese a Lynn Margulis y a muchos biólogos creativos que se alinean gustosos a la artística idea, la enorme mayoría de las asociaciones no son hereditarias. Esto anula toda influencia que se prolongue a lo largo de las generaciones.
En segundo lugar, el tipo de asociación entre diferentes especies que es más frecuente en la naturaleza es el parasitismo, asociación que, refiriéndonos a nuestra especie, incluye las patologías humanas infecciosas. Es decir, si la valoramos (como gusta hacer dicha investigadora) deberíamos calificarla de "mala", al menos para uno de los participantes, el organismo invadido. Y para los dos, si la situación termina en la muerte. Esta evidencia atenta contra otorgarle valor a la asociación como posible factor evolutivo, al menos en casos así, siempre que entendamos la evolución dada por la creación de algo nuevo por asociación de dos entidades preexistentes como un paso siempre adelante.
En tercer lugar, el origen de lo nuevo por asociación de lo viejo "a la Margulis" debería conllevar una fatalidad, una tendencia incontenible de las especies a asociarse. ¿Por qué entonces tantas especies no se asocian con ninguna otra? ¿Por qué entonces existen asociaciones - pienso en infecciones micóticas profundas en seres humanos, por ejemplo, como la neumonía por el hongo Pneumocystis carinii- que sólo se dan en ciertas condiciones muy particulares que sólo cumple una minoría de ejemplares de una de las especies participantes (en situaciones de inmunidad muy comprometida del hospedador en el ejemplo que cité)?. ¿Se creará a partir de esa minoría infectada una nueva especie que reemplazará al resto?
¿Por qué será que unas pocas asociaciones -como las polémicas amebas que alojarían bacterias- tienen "intención" evolutiva, por lo cual son permanentes, generalizadas, heredables, y todas las demás, es decir la enorme mayoría, no? ¿Eh? ¿Por qué?
Copyright Mirta E. Grimaldi. Derechos reservados.

viernes, 13 de febrero de 2009

A propósito de las comunidades virtuales


Celebro tu regreso al Blog!

Me interesó esta investigación sobre los medios sociales como suele clasificarse a estas comunidades virtuales, aunque este término ya se usaba para los medios tradicionales como una versión pulida de los medios masivos de comunicación, el término masivo y el verbo masificar, han quedado de lado. Hace muy poco tiempo me planteé el hecho de aceptar numerosas invitaciones a unirme a estas comunidades, hasta que la presión social de mi entorno -ex-alumnos y profesores- insistieron en tenerme entre ellos en el mundo virtual, finalmente acepté. Cuando ingresé al espacio virtual gran cantidad de ex-alumnos, que poco a poco se iban sumando al grupo, me saludaron e intercambiamos impresiones, algunos no los veía desde hace 5 o 6 años.

Es interesante ver como se comunican los jóvenes y, no tan jóvenes, en estos espacios donde se reunen. Entre ellos, una ex-alumna se mostró orgullosa porque había elaborado su primer torta pascualina, la fotografió y se la mostró a la comunidad, hasta la había decorado con florcitas para la exhibición. Otras alumnas se manifestaban impacientes por salir de vacaciones y estaban contando los días que faltaban para salir a diferentes lugares que mencionaban y proponían. Otros ex-alumnos ya en el lugar de veraneo enviaban fotografías de la playa, el mar y las chicas, manifestando lo bien que estaban. Otro se hacía fans de Mafalda.

Un profesor (más suelto que en la sala de profesores) se animaba a confesar ser admirador de un Club de Rugby y subía fotografías del equipo. También me enteré que un publicitario amigo, era un devoto admirador y usuario de las motos, había descubierto, ya grande, la libertad en dos ruedas y recorría el país y países limítrofes, en moto con su señora, que conducía otra moto. Otro profesor sugirió que entrara en una comunidad exclusiva de profesionales de marketing con miles de ejecutivos y consultores en todo el mundo con quienes podía intercambiar consultas, sugerir trabajos y hasta asociarme para atender clientes.

El mundo virtual es diferente del mundo físico, no hay apretón de manos, no hay contacto visual, solo texto e imágenes, comunicarse sin acercarse físicamente. No percibimos vestimentas, gusto por los colores, no sabemos que fragancias usan, no sentimos la palmada en los hombros, solo fotografías y espontaneidad en el discurso, donde cada uno dice lo que quiere y si encuentra eco en alguno de los componentes de la comunidad, sigue el tema o este queda ahí.

No es el lugar indicado para teorizar, para comunicaciones profundas, se parece a un encuentro casual en la vereda de alguna calle, cuando dos conocidos se cruzan y uno le dice al otro: ¿Todo bien? Y el otro contesta: ¿Si, todo bien, cha, chau, nos vemos? Y continúan caminando aunque ambos estén pasando por momentos difíciles o felices. En el mundo virtual son otros los códigos, se confiesan en el muro como en un escenario van al frente, para ellos la espontaneidad y la ausencia del cuerpo físico les da otra libertad, no temen a los chicos malos ni a los del crimen organizado, se juegan dicen lo que les place, sueñan con otra forma de vida, con ser libres del cuerpo físico.

Mi hija (37) se asombró, me dijo Pá, no hay gente de tu edad!
Son egoístas, no te parece.
p/d. Había olvidado adjuntar un "regalito virtual" un pequeño cielo que suele pasar por el patio de mi casa.
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Copyright Norberto Álvarez Debans

sábado, 7 de febrero de 2009

Comunidades virtuales y blogs

Me tomé unas vacaciones de este blog. Por curiosidad, los últimos días estuve inmiscuyéndome en algunos sitios que se proporcionan como medios para comunicarse, para encontrar viejos conocidos o para hacer nuevos amigos. La verdad es que no me he sentido cómoda frente a un mensaje que invita a "escribir algo en el muro (sic) de Fulano o en el propio". ¿Algo de qué? ¿Sobre qué tema? ¿Para quién? Uno sabe que lo va a ver el Fulano conocido nuestro, pero también Mengano y Sultano (amigos de Fulano, que no necesariamente son amigos nuestros). Y también sabe que allí está prohibido pecar de solemne (nada de Biología Molecular). Entonces uno manda saludos, regalitos virtuales, agradecimientos, chistes, figuras....pero no dice realmente nada, nada íntimo, nada serio. Y en el propio perfil, nada de poner datos o detalles personales, porque la red nunca ofrece seguridad.
Quedé desilusionada de esas "comunidades virtuales" tan en boga, pero la verdad es que yo tengo una necesidad de comunicar, pero no cualquier cosa sino conocimientos e ideas muy concretos. En definitiva nunca dejo de ser profesora, y acá estoy de vuelta.
Hoy estuve volviendo a revisar la historia de nuestro blog. Estamos cerca de cumplir un año de este proyecto. Fue un año que hemos vivido muy intensamente, en el que nos han sucedido cosas muy buenas -entre ellas la publicación de "El logos de la vida"- y cosas muy malas también.
Creo que logramos comunicar lo que nos interesa a los que quieren enterarse. Seis mil setecientas visitas registradas en este blog no está nada mal....
Copyright Mirta Elena Grimaldi. Derechos reservados.