viernes, 8 de agosto de 2008

Causas ocasionales y acción a distancia

El gran escándalo de la física moderna es que, teniendo como base el paradigma mecanicista de Descartes (el mundo es un conjunto de átomos que se relacionan por las mismas leyes causales de contacto inmediato y reacción por choque elástico que valen para las bolas de billar), se vió obligada, sin embargo, a aceptar una acción a distancia: la de la gravedad.
Por algún motivo gran parte de la filosofía heterodoxa de la época, más acorde con los resultados de Newton, fue olvidada. Leibniz, co-fundador con Newton del análisis matemático, fue el primero en plantear que la cinemática de Descartes era insuficiente, y que había que plantear la existencia de fuerzas. Para él, la espaciotemporalidad macroscópica era un fenómeno emergente a gran escala surgido a partir de la interacción de centros de fuerza carentes de materialidad: las mónadas. La idea actual de vacío energético planteada por la mecánica cuántica y la idea de Laughton y otros del estado sólido como propiedad emergente se encuentra exactamente en la misma línea de pensamiento.
Esta idea metafísica acerca de la inmaterialidad del fondo de la realidad lleva a la conclusión de que plantear que el movimiento de una bola de billar es producto del choque de otra bola, como si se tratara de sólidos perfectamente elásticos, es un error, como lo sospechaba Hume. Pero no porque las relaciones causales sean comportamientos habituales de hechos aislados concurrentes, como él sospechaba, sino porque lo que habitualmente llamamos causas no son otra cosa que lo que Malebranche llamaba "causas ocasionales". Frente al problema, viejo para la filosofía pero aun vigente en física, de la comunicación de la sustancias (cómo dos cosas separadas pueden depender una del estado de la otra), la respuesta parece ser la misma que dio Malebranche: las sustancias separadas son aparentes, en realidad hay una sola cosa. A esa cosa él la llamaba Dios, y la física actual la llama el vacío (porque llamarla el éter, como sería lo correcto, resultaría demasiado bochornoso después de tanta antimetafísica neopositivista que se ha encaramado sobre los logros de la teoría de la relatividad restringida).
En biología ocurre lo mismo: queremos explicar el todo a partir de las partes, cuando esas partes no son más que efectos emergentes de una unidad de fondo. Si las proteínas adquieren la configuración adecuada a sus fines es porque las entidades vivientes totales fabrican esas proteínas para alcanzar esos fines. Y cuando su forma no es la adecuada, la tuercen haciendo uso de otras proteínas (por ejemplo de las chaperonas). Mutación y selección son sólo las ocasiones para el desenvolvimiento de ese movimiento total que llamamos vida.
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.

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