jueves, 14 de agosto de 2008

¿El ambientalismo está justificado biológicamente?

Hume es uno de los primeros filósofos que ha afirmado que deben separarse las esferas del ser y del deber. Es muy común pretender, a partir de una descripción de lo que las cosas "son", tratar de derivar conclusiones acerca de lo que "deberían" ser. Quizás esta idea se deba a Aristóteles, quien pretendía del estudio de la esencia humana derivar una conclusión acerca de los bienes a los que el hombre "debe" aspirar, y a los iluministas franceses, para quienes de la naturaleza humana derivan ciertos derechos inalienables que todos debemos respetar.
Richard Lewontin, basándose en los mismos datos biológicos que llevan a los ambientalistas a hablar de la necesaria preservación del medio ambiente y de las especies en peligro de extinción, sostiene que el medio ambiente no existe, que la naturaleza biológica consiste en cambiar y no en permanecer, que los hombres somos una más de las especies que modelan el medio con su comportamiento, y que la extinción del 99,99 porciento de las especies que han existido sobre la Tierra antes de la aparición del hombre demuestra que el intento por salvar especies en vías de extinción es un inútil malgasto de recursos. Que a lo sumo se trata de mejorar las condiciones ambientales para mejorar la vida del hombre, especie destinada también, como todas, a desaparecer cuando estalle el Sol y se trague a la Tierra y a todo lo que habita en ella.
En realidad, los argumentos de Lewontin son válidos, tanto como los argumentos de los ambientalistas. Lo cual significa que no hay argumentos suficientes para decidir cuál es el camino que nuestras acciones deben seguir. Una vez que hemos decidido, podemos justificar nuestra decisión después, pero, como decía Sartre, siempre hay una ética que nos permite demostrar que lo que decidimos hacer es lo mejor que podíamos hacer. La biología nos puede decir si una sustancia pesticida que es rociada en soja transgénica puede poner o no en peligro nuestra vida, pero no nos puede decir si es bueno o malo hacer soja transgénica, si es bueno o malo usar pesticidas. Esa es una cuestión humana y no natural.
Kant planteaba que el reino de deber está en nuestra conciencia moral, que nada tiene en común con el reino del ser. Hegel, en cambio, decía que el ser humano es parte de la realidad, y con ella su moralidad, que además es vacía si no se realiza en las políticas de Estado, en la forma de la eticidad. ¿Quién tiene razón y quién se equivoca? ¿Podemos no actuar sobre la realidad como lo hacemos? Y si no podemos, ¿debemos igualmente criticar, desde nuestra conciencia individual, lo que hacemos como totalidad social?
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.

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