viernes, 2 de agosto de 2013
Empezar de nuevo
Vamos a reiniciar nuestras contribuciones en nuestro blog personal, en el que no publicábamos desde hace muchos años. Creemos que lo que hemos escrito aquí sigue vigente. También hemos desarrollado nuevas ideas que nos gustaría seguir ofreciendo a la discusión de quienes deseen ser nuestros seguidores. El blog es un elemento que está pasado de moda, porque se acerca mucho al libro, al menos si lo comparamos con el mensaje de texto, que es la actual forma de comunicación instantánea, o con el twitter, que sólo permite un número muy limitado de caracteres. Creemos que los conocimientos merecen ser meditados, leidos con atención, comparados entre sí y con los que hay en nuestra memoria. Lo que sobra hoy en día es acción, y lo que falta es tiempo para pensar. Y eso que pensar es hermoso, y descubrir es uno de los placeres más grandes que nos ofrece la vida.
lunes, 17 de agosto de 2009
El código científico
Este año publiqué un nuevo libro, El código científico, dedicado a analizar el concepto de verdad en las ciencias duras y si es o no posible aplicarlo a la biología y a las ciencias sociales. También intoduzco algunas consideraciones acerca de la idea de "seriedad" tal como puede aplicarse a las teorías científicas. Siguiendo la idea de Deleuze según la cual la ciencia está constituida por máquinas de pensamiento que permiten crear un plano de consistencia en el fondo caótico de lo "real", he establecido una diferenciación entre dos máquinas matemáticas de funcionamiento repetitivo en el ámbito de la ciencia: las máquinas de transcripción, que revelan el código interno de una disciplina, y las máquinas de traducción, que se ubican entre distintas disciplinas o entre una teoría y su base empírica. Utilizando este modelo sencillo, he podido aceptar la verdad de las teorías sin comprometerme con sus interpretaciones reduccionistas, que suelen confundir igualdad con identidad.
El libro puede conseguirse en cualquiera de las sucursales de la distribuidora Cúspide, y prontamente estará disponible en Yenny-El Ateneo
Daniel Omar Stchigel
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domingo, 26 de julio de 2009
¿Es la idea de Dios una idea adaptativa?
Así como hace un tiempo se habló de un gen gay, ahora parece haber un gen de la creencia en Dios, que además es adaptativo. Parece cumplir la función, positiva, de aumentar la supervivencia evitando que la angustia y el miedo hagan que una persona escape a los fines reproductivos y se sumerja en la depresión, o que se suicide por no encontrarle sentido a la vida. Se trataría, entonces, de una idea reguladora: el noventa porciento de la gente cree en Dios, aunque Dios no existe, porque su desarrollo cerebral, necesario, por otra parte, para la supervivencia, la lleva a angustias y depresiones que otra variación genética compensa evitando que la especie se extinga por un suicidio masivo.
Esta no es una idea nueva. Nietzsche, filósofo de fines del siglo XIX, había postulado también que lo que llamamos verdad es una serie de ideas que son útiles para la supervivencia. Por ejemplo, es útil pensar que el Sol sale y se pone, y regular nuestra vida en función de esos ciclos, aun cuando sepamos que es la Tierra la que gira sobre su eje dando la apariencia de que el que se mueve es el Sol. Pero de esta manera, sostenía Nietzsche, la verdad no se distingue de la mentira útil, con lo cual la búsqueda de la verdad por la verdad misma se convierte en una tarea que va en contra de la vida, y que puede llevar a su propia destrucción. La búsqueda de verdad inaugurada por el cristianismo, por ejemplo, habría llevado a la revolución científica que terminó por prescindir de Dios como causa primera del mundo.
Ahora bien, sostener que Dios no existe va, entonces, en contra de nuestra supervivencia como especie. Eso significa que, si filosofías ateas como el darwinismo se propagan, el resultado será depresión, disminución de la tasa reproductiva, y extinción de la especie. ¿Cuál es entonces el carácter adaptativo que justifica la existencia del gen que hace que tanta gente sea darwinista, yendo en contra de la supervivencia de la especie?
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.
lunes, 6 de julio de 2009
El intento de aplicar el concepto de selección natural a universos completos
Lee Smollin parece un físico serio. Ha realizado una crítica interesante a la Teoría de las Supercuerdas. Sin embargo, ha tenido la loca idea de aplicar la selección natural a los supuestos universos que compondrían el multiverso. Su artículo plantea que los universos se reproducen. Cada agujero negro sería un universo bebé, que presenta pequeñas diferencias respecto de su universo mamá (se trata de una reproducción asexual, por lo menos en este modelo). En la medida en que las leyes naturales de cada universo pueden ser variables, algunas favorecen la formación de agujeros negros (es decir, de futuros universos). La idea es que, con el paso del tiempo, se optimizará entonces la reproducción diferencial de aquellos universos que generen mayor número de agujeros negros. Tal debería ser el caso para nuestro universo, pues la capacidad para producir agujeros negros es directamente proporcional a la capacidad de un universo de llegar a un estado adulto (un estado de reproductibilidad), es decir, cuando, por añadidura, dura lo suficiente como para generar vida en algún planeta que gire alrededor de una estrella vieja como nuestro Sol.
Hay mucho de criticable en esta idea loca, pero lo principal es esto: el multiverso no tiene límites, es decir, sus recursos energéticos son infinitos. Cuando no hay un nicho limitado y sobresaturado, como Darwin bien sabía, la reproducción diferencial no lleva a ninguna optimización en la capacidad reproductiva. Dicho de otro modo: aunque un universo diera lugar a un solo agujero negro que diera lugar, a su vez, a un solo agujero negro, tendría la misma probabilidad de continuidad reproductiva que un universo que diera millones de agujeros negros por cada "generación". Es verdad que este último tendría más descendencia que el primero, pero como en el multiverso los universos son infinitos, infinitos universos que se reprodujeran una sola vez tendrían la misma cantidad de progenie que infinitos universos que se reprodujeran millones de veces, o hasta infinitas veces. Es una cuestión de matemática elemental: no hay más cosas en un conjunto infinito que en un conjunto de infinitas más infinitas cosas.
En conclusión, es claro que Lee Smollin carece de dos tipos de conocimientos necesarios para sostener su extensión de la biología evolucionista a la cosmología: no sabe nada de la necesidad del argumento de la cuña para que haya algo como "progreso", y tampoco sabe nada de matemática cantoriana. Una verdadera pena. Lo peor es que esta idea le ha encantado a Brian Green, teórico de las Supercuerdas. Cuando los físicos se ponen cosmológicos, caen inevitablemente en un evolucionismo pobre, en una muestra clara de su desconocimiento de la biología.
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.
sábado, 21 de febrero de 2009
Asociaciones entre especies: ¿inevitables y beneficiosas?
No deja de tener un vis artístico creativo eso de imaginarse que las especies nuevas surgen de asociaciones provechosas entre especies preexistentes, asociaciones que ocurrirían porque una fuerza arrolladora de lo vivo no puede evitar amasar la argamasa de lo conocido para crear criaturas nuevas.
Pero lamentablemente, mal que le pese a Lynn Margulis y a muchos biólogos creativos que se alinean gustosos a la artística idea, la enorme mayoría de las asociaciones no son hereditarias. Esto anula toda influencia que se prolongue a lo largo de las generaciones.
En segundo lugar, el tipo de asociación entre diferentes especies que es más frecuente en la naturaleza es el parasitismo, asociación que, refiriéndonos a nuestra especie, incluye las patologías humanas infecciosas. Es decir, si la valoramos (como gusta hacer dicha investigadora) deberíamos calificarla de "mala", al menos para uno de los participantes, el organismo invadido. Y para los dos, si la situación termina en la muerte. Esta evidencia atenta contra otorgarle valor a la asociación como posible factor evolutivo, al menos en casos así, siempre que entendamos la evolución dada por la creación de algo nuevo por asociación de dos entidades preexistentes como un paso siempre adelante.
En tercer lugar, el origen de lo nuevo por asociación de lo viejo "a la Margulis" debería conllevar una fatalidad, una tendencia incontenible de las especies a asociarse. ¿Por qué entonces tantas especies no se asocian con ninguna otra? ¿Por qué entonces existen asociaciones - pienso en infecciones micóticas profundas en seres humanos, por ejemplo, como la neumonía por el hongo Pneumocystis carinii- que sólo se dan en ciertas condiciones muy particulares que sólo cumple una minoría de ejemplares de una de las especies participantes (en situaciones de inmunidad muy comprometida del hospedador en el ejemplo que cité)?. ¿Se creará a partir de esa minoría infectada una nueva especie que reemplazará al resto?
¿Por qué será que unas pocas asociaciones -como las polémicas amebas que alojarían bacterias- tienen "intención" evolutiva, por lo cual son permanentes, generalizadas, heredables, y todas las demás, es decir la enorme mayoría, no? ¿Eh? ¿Por qué?
Copyright Mirta E. Grimaldi. Derechos reservados.
Pero lamentablemente, mal que le pese a Lynn Margulis y a muchos biólogos creativos que se alinean gustosos a la artística idea, la enorme mayoría de las asociaciones no son hereditarias. Esto anula toda influencia que se prolongue a lo largo de las generaciones.
En segundo lugar, el tipo de asociación entre diferentes especies que es más frecuente en la naturaleza es el parasitismo, asociación que, refiriéndonos a nuestra especie, incluye las patologías humanas infecciosas. Es decir, si la valoramos (como gusta hacer dicha investigadora) deberíamos calificarla de "mala", al menos para uno de los participantes, el organismo invadido. Y para los dos, si la situación termina en la muerte. Esta evidencia atenta contra otorgarle valor a la asociación como posible factor evolutivo, al menos en casos así, siempre que entendamos la evolución dada por la creación de algo nuevo por asociación de dos entidades preexistentes como un paso siempre adelante.
En tercer lugar, el origen de lo nuevo por asociación de lo viejo "a la Margulis" debería conllevar una fatalidad, una tendencia incontenible de las especies a asociarse. ¿Por qué entonces tantas especies no se asocian con ninguna otra? ¿Por qué entonces existen asociaciones - pienso en infecciones micóticas profundas en seres humanos, por ejemplo, como la neumonía por el hongo Pneumocystis carinii- que sólo se dan en ciertas condiciones muy particulares que sólo cumple una minoría de ejemplares de una de las especies participantes (en situaciones de inmunidad muy comprometida del hospedador en el ejemplo que cité)?. ¿Se creará a partir de esa minoría infectada una nueva especie que reemplazará al resto?
¿Por qué será que unas pocas asociaciones -como las polémicas amebas que alojarían bacterias- tienen "intención" evolutiva, por lo cual son permanentes, generalizadas, heredables, y todas las demás, es decir la enorme mayoría, no? ¿Eh? ¿Por qué?
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viernes, 13 de febrero de 2009
A propósito de las comunidades virtuales
Celebro tu regreso al Blog!
Me interesó esta investigación sobre los medios sociales como suele clasificarse a estas comunidades virtuales, aunque este término ya se usaba para los medios tradicionales como una versión pulida de los medios masivos de comunicación, el término masivo y el verbo masificar, han quedado de lado. Hace muy poco tiempo me planteé el hecho de aceptar numerosas invitaciones a unirme a estas comunidades, hasta que la presión social de mi entorno -ex-alumnos y profesores- insistieron en tenerme entre ellos en el mundo virtual, finalmente acepté. Cuando ingresé al espacio virtual gran cantidad de ex-alumnos, que poco a poco se iban sumando al grupo, me saludaron e intercambiamos impresiones, algunos no los veía desde hace 5 o 6 años.
Es interesante ver como se comunican los jóvenes y, no tan jóvenes, en estos espacios donde se reunen. Entre ellos, una ex-alumna se mostró orgullosa porque había elaborado su primer torta pascualina, la fotografió y se la mostró a la comunidad, hasta la había decorado con florcitas para la exhibición. Otras alumnas se manifestaban impacientes por salir de vacaciones y estaban contando los días que faltaban para salir a diferentes lugares que mencionaban y proponían. Otros ex-alumnos ya en el lugar de veraneo enviaban fotografías de la playa, el mar y las chicas, manifestando lo bien que estaban. Otro se hacía fans de Mafalda.
Un profesor (más suelto que en la sala de profesores) se animaba a confesar ser admirador de un Club de Rugby y subía fotografías del equipo. También me enteré que un publicitario amigo, era un devoto admirador y usuario de las motos, había descubierto, ya grande, la libertad en dos ruedas y recorría el país y países limítrofes, en moto con su señora, que conducía otra moto. Otro profesor sugirió que entrara en una comunidad exclusiva de profesionales de marketing con miles de ejecutivos y consultores en todo el mundo con quienes podía intercambiar consultas, sugerir trabajos y hasta asociarme para atender clientes.
El mundo virtual es diferente del mundo físico, no hay apretón de manos, no hay contacto visual, solo texto e imágenes, comunicarse sin acercarse físicamente. No percibimos vestimentas, gusto por los colores, no sabemos que fragancias usan, no sentimos la palmada en los hombros, solo fotografías y espontaneidad en el discurso, donde cada uno dice lo que quiere y si encuentra eco en alguno de los componentes de la comunidad, sigue el tema o este queda ahí.
No es el lugar indicado para teorizar, para comunicaciones profundas, se parece a un encuentro casual en la vereda de alguna calle, cuando dos conocidos se cruzan y uno le dice al otro: ¿Todo bien? Y el otro contesta: ¿Si, todo bien, cha, chau, nos vemos? Y continúan caminando aunque ambos estén pasando por momentos difíciles o felices. En el mundo virtual son otros los códigos, se confiesan en el muro como en un escenario van al frente, para ellos la espontaneidad y la ausencia del cuerpo físico les da otra libertad, no temen a los chicos malos ni a los del crimen organizado, se juegan dicen lo que les place, sueñan con otra forma de vida, con ser libres del cuerpo físico.
Mi hija (37) se asombró, me dijo Pá, no hay gente de tu edad!
Son egoístas, no te parece.
Me interesó esta investigación sobre los medios sociales como suele clasificarse a estas comunidades virtuales, aunque este término ya se usaba para los medios tradicionales como una versión pulida de los medios masivos de comunicación, el término masivo y el verbo masificar, han quedado de lado. Hace muy poco tiempo me planteé el hecho de aceptar numerosas invitaciones a unirme a estas comunidades, hasta que la presión social de mi entorno -ex-alumnos y profesores- insistieron en tenerme entre ellos en el mundo virtual, finalmente acepté. Cuando ingresé al espacio virtual gran cantidad de ex-alumnos, que poco a poco se iban sumando al grupo, me saludaron e intercambiamos impresiones, algunos no los veía desde hace 5 o 6 años.
Es interesante ver como se comunican los jóvenes y, no tan jóvenes, en estos espacios donde se reunen. Entre ellos, una ex-alumna se mostró orgullosa porque había elaborado su primer torta pascualina, la fotografió y se la mostró a la comunidad, hasta la había decorado con florcitas para la exhibición. Otras alumnas se manifestaban impacientes por salir de vacaciones y estaban contando los días que faltaban para salir a diferentes lugares que mencionaban y proponían. Otros ex-alumnos ya en el lugar de veraneo enviaban fotografías de la playa, el mar y las chicas, manifestando lo bien que estaban. Otro se hacía fans de Mafalda.
Un profesor (más suelto que en la sala de profesores) se animaba a confesar ser admirador de un Club de Rugby y subía fotografías del equipo. También me enteré que un publicitario amigo, era un devoto admirador y usuario de las motos, había descubierto, ya grande, la libertad en dos ruedas y recorría el país y países limítrofes, en moto con su señora, que conducía otra moto. Otro profesor sugirió que entrara en una comunidad exclusiva de profesionales de marketing con miles de ejecutivos y consultores en todo el mundo con quienes podía intercambiar consultas, sugerir trabajos y hasta asociarme para atender clientes.
El mundo virtual es diferente del mundo físico, no hay apretón de manos, no hay contacto visual, solo texto e imágenes, comunicarse sin acercarse físicamente. No percibimos vestimentas, gusto por los colores, no sabemos que fragancias usan, no sentimos la palmada en los hombros, solo fotografías y espontaneidad en el discurso, donde cada uno dice lo que quiere y si encuentra eco en alguno de los componentes de la comunidad, sigue el tema o este queda ahí.
No es el lugar indicado para teorizar, para comunicaciones profundas, se parece a un encuentro casual en la vereda de alguna calle, cuando dos conocidos se cruzan y uno le dice al otro: ¿Todo bien? Y el otro contesta: ¿Si, todo bien, cha, chau, nos vemos? Y continúan caminando aunque ambos estén pasando por momentos difíciles o felices. En el mundo virtual son otros los códigos, se confiesan en el muro como en un escenario van al frente, para ellos la espontaneidad y la ausencia del cuerpo físico les da otra libertad, no temen a los chicos malos ni a los del crimen organizado, se juegan dicen lo que les place, sueñan con otra forma de vida, con ser libres del cuerpo físico.
Mi hija (37) se asombró, me dijo Pá, no hay gente de tu edad!
Son egoístas, no te parece.
p/d. Había olvidado adjuntar un "regalito virtual" un pequeño cielo que suele pasar por el patio de mi casa.
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Copyright Norberto Álvarez Debans
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sábado, 7 de febrero de 2009
Comunidades virtuales y blogs
Me tomé unas vacaciones de este blog. Por curiosidad, los últimos días estuve inmiscuyéndome en algunos sitios que se proporcionan como medios para comunicarse, para encontrar viejos conocidos o para hacer nuevos amigos. La verdad es que no me he sentido cómoda frente a un mensaje que invita a "escribir algo en el muro (sic) de Fulano o en el propio". ¿Algo de qué? ¿Sobre qué tema? ¿Para quién? Uno sabe que lo va a ver el Fulano conocido nuestro, pero también Mengano y Sultano (amigos de Fulano, que no necesariamente son amigos nuestros). Y también sabe que allí está prohibido pecar de solemne (nada de Biología Molecular). Entonces uno manda saludos, regalitos virtuales, agradecimientos, chistes, figuras....pero no dice realmente nada, nada íntimo, nada serio. Y en el propio perfil, nada de poner datos o detalles personales, porque la red nunca ofrece seguridad.
Quedé desilusionada de esas "comunidades virtuales" tan en boga, pero la verdad es que yo tengo una necesidad de comunicar, pero no cualquier cosa sino conocimientos e ideas muy concretos. En definitiva nunca dejo de ser profesora, y acá estoy de vuelta.
Hoy estuve volviendo a revisar la historia de nuestro blog. Estamos cerca de cumplir un año de este proyecto. Fue un año que hemos vivido muy intensamente, en el que nos han sucedido cosas muy buenas -entre ellas la publicación de "El logos de la vida"- y cosas muy malas también.
Creo que logramos comunicar lo que nos interesa a los que quieren enterarse. Seis mil setecientas visitas registradas en este blog no está nada mal....
Copyright Mirta Elena Grimaldi. Derechos reservados.
Quedé desilusionada de esas "comunidades virtuales" tan en boga, pero la verdad es que yo tengo una necesidad de comunicar, pero no cualquier cosa sino conocimientos e ideas muy concretos. En definitiva nunca dejo de ser profesora, y acá estoy de vuelta.
Hoy estuve volviendo a revisar la historia de nuestro blog. Estamos cerca de cumplir un año de este proyecto. Fue un año que hemos vivido muy intensamente, en el que nos han sucedido cosas muy buenas -entre ellas la publicación de "El logos de la vida"- y cosas muy malas también.
Creo que logramos comunicar lo que nos interesa a los que quieren enterarse. Seis mil setecientas visitas registradas en este blog no está nada mal....
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sábado, 27 de diciembre de 2008
Ambigüedades molestas
¿Qué daríamos los biólogos que además de investigar damos clases para que todos los conocimientos que transmitimos sean claros, precisos y que carezcan de toda ambigüedad? Lamentablemente, con el tiempo nuestro saber se vuelve cada vez más impreciso y hasta en ocasiones ambiguo.
Vale mencionar en este sentido el papel de la otrora enzima estrella de la biología molecular, aquella que prometía en sus tiempos ser la clave de la transformación tumoral y a la vez del envejecimiento celular: la telomerasa.
Sabemos que la telomerasa alarga los telómeros de cromosomas eucariotas, impidiendo el acortamiento de los mismos que en condiciones normales acompaña el envejecimiento (senenscencia) de una línea celular. Tiempo atrás parecía claro que esta enzima sólo estaba activa en células inmortales, como las de organismos unicelulares eucariotas (protozoos, algas), células embrionarias cuasi inmortales (ya que están llamadas a dividirse muchísimas veces durante el desarrollo) y, por supuesto, se agregaba naturalmente a esta lista a las células tumorales, patológicamente inmortalizadas. Por lo tanto, una célula normal del cuerpo de un individuo multicelular se mantenía saludable -claro que envejeciendo progresivamente de división en división celular- en tanto y en cuanto no se activara por accidente su temida telomerasa. Llegado un número máximo de divisiones celulares, esta célula moría por apoptosis. De lo contrario, si durante sus divisiones normales hacía su aparición la telomerasa, la célula originaba un tumor.
Sin embargo, las excepciones y contradicciones a este simple esquema se fueron acumulando y hoy puedo desafiar a quien pueda explicar la función de la telomerasa con claridad..
Resulta que, aparentemente, la activación de la telomerasa puede provocar dos efectos absolutamente contrarios, dependiendo del momento en que se active. Cuando se produce transformación celular es cuando la telomerasa se activa después de llegada la senescencia celular (lo que significa que, debido al acortamiento del cromosoma, se ha perdido ya la proteccion de sus extremos), o sea después de que se acumularon muchas mutaciones (lo que técnicamente se llama inestabilidad genómica), porque eso inmortaliza una célula ya muy dañada. Pero si la telomerasa se activa justo antes de la senescencia, impide que se lleguen a desproteger del todo los telómeros y que se arribe a la inestabilidad genómica y por lo tanto también evita la transformación cancerígena.
Así que la telomerasa no es buena ni es mala en sí misma.
Si vamos al caso, también hay enzimas de polimerización de ADN que causan mutaciones y a la vez reparan errores de secuencia.
Y hay lisosomas que degradan materiales extraños potencialmente dañinos y también organelas propias que en muchos casos parecen estar en perfecto estado.
¿Son ambigüedades molestas? Sólo si anhelamos un discurso claro y tranquilizador.
Vale mencionar en este sentido el papel de la otrora enzima estrella de la biología molecular, aquella que prometía en sus tiempos ser la clave de la transformación tumoral y a la vez del envejecimiento celular: la telomerasa.
Sabemos que la telomerasa alarga los telómeros de cromosomas eucariotas, impidiendo el acortamiento de los mismos que en condiciones normales acompaña el envejecimiento (senenscencia) de una línea celular. Tiempo atrás parecía claro que esta enzima sólo estaba activa en células inmortales, como las de organismos unicelulares eucariotas (protozoos, algas), células embrionarias cuasi inmortales (ya que están llamadas a dividirse muchísimas veces durante el desarrollo) y, por supuesto, se agregaba naturalmente a esta lista a las células tumorales, patológicamente inmortalizadas. Por lo tanto, una célula normal del cuerpo de un individuo multicelular se mantenía saludable -claro que envejeciendo progresivamente de división en división celular- en tanto y en cuanto no se activara por accidente su temida telomerasa. Llegado un número máximo de divisiones celulares, esta célula moría por apoptosis. De lo contrario, si durante sus divisiones normales hacía su aparición la telomerasa, la célula originaba un tumor.
Sin embargo, las excepciones y contradicciones a este simple esquema se fueron acumulando y hoy puedo desafiar a quien pueda explicar la función de la telomerasa con claridad..
Resulta que, aparentemente, la activación de la telomerasa puede provocar dos efectos absolutamente contrarios, dependiendo del momento en que se active. Cuando se produce transformación celular es cuando la telomerasa se activa después de llegada la senescencia celular (lo que significa que, debido al acortamiento del cromosoma, se ha perdido ya la proteccion de sus extremos), o sea después de que se acumularon muchas mutaciones (lo que técnicamente se llama inestabilidad genómica), porque eso inmortaliza una célula ya muy dañada. Pero si la telomerasa se activa justo antes de la senescencia, impide que se lleguen a desproteger del todo los telómeros y que se arribe a la inestabilidad genómica y por lo tanto también evita la transformación cancerígena.
Así que la telomerasa no es buena ni es mala en sí misma.
Si vamos al caso, también hay enzimas de polimerización de ADN que causan mutaciones y a la vez reparan errores de secuencia.
Y hay lisosomas que degradan materiales extraños potencialmente dañinos y también organelas propias que en muchos casos parecen estar en perfecto estado.
¿Son ambigüedades molestas? Sólo si anhelamos un discurso claro y tranquilizador.
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Regulación sin límites
Alguna vez nos han enseñado que la célula eucariota significaba un gran avance evolutivo frente a la célula bacteriana y nos han hecho creer que tal avance consistía básicamente en la aparición de compartimentalización. Para que lo entendamos, alguna profesora ha apelado a una comparación arriesgada pero efectiva: la bacteria es un loft, todo debe hacerse en un único ambiente; en cambio la célula eucariota, con sus organelas delimitadas por membrana es un departamento hecho y derecho, donde se dispone de una habitación para cada actividad. ¿Quién dudaría que mejoramos nuestro nivel de vida cuando pasamos de un loft a un departamento de cinco ambientes?
Sin embargo, las comparaciones "humanizadas", por más aclaratorias que parezcan muchas veces confunden, y creo que éste es el caso. ¿Por qué lo digo? Porque hoy sabemos que no hace falta la compartimentalizacion para confinar procesos.
En el nucleo existen áreas que a pesar de no estar delimitadas por membrana, poseen alta especificidad funcional, como por ejemplo el nucleolo. En el nucléolo tiene lugar la síntesis de ARN ribosomal y el armado de los ribosomas, procesos que no ocurren en las proximidades del nucléolo ni más alla en ningún otro rincón del núcleo.
Además, la presunción de que los telómeros (extremos pegajosos de los cromosomas) escapaban de ser "pegoteados" unos con otros por la maquinaria de reparación del ADN. por medio de la formación de una estructura cerrada al entorno, una especie de "asa telomérica", parece ser errónea, ya que muchas proteínas especializadas en reparación de ADN pueden aparecer asociadas normalmente con el ADN telomérico, sin que se produzca el tan temido "pegoteo" entre ellos. Así que no es la separación o delimitación con una barrera física lo que determina que cada proceso ocurra donde debe ocurrir y sobre la molécula que debe ocurrir y no sobre otros sustratos ni en otro lugar. Dicho de otra forma, el tener "paredes" internas no mejora de por sí la eficiencia de la célula.
Sin embargo, las comparaciones "humanizadas", por más aclaratorias que parezcan muchas veces confunden, y creo que éste es el caso. ¿Por qué lo digo? Porque hoy sabemos que no hace falta la compartimentalizacion para confinar procesos.
En el nucleo existen áreas que a pesar de no estar delimitadas por membrana, poseen alta especificidad funcional, como por ejemplo el nucleolo. En el nucléolo tiene lugar la síntesis de ARN ribosomal y el armado de los ribosomas, procesos que no ocurren en las proximidades del nucléolo ni más alla en ningún otro rincón del núcleo.
Además, la presunción de que los telómeros (extremos pegajosos de los cromosomas) escapaban de ser "pegoteados" unos con otros por la maquinaria de reparación del ADN. por medio de la formación de una estructura cerrada al entorno, una especie de "asa telomérica", parece ser errónea, ya que muchas proteínas especializadas en reparación de ADN pueden aparecer asociadas normalmente con el ADN telomérico, sin que se produzca el tan temido "pegoteo" entre ellos. Así que no es la separación o delimitación con una barrera física lo que determina que cada proceso ocurra donde debe ocurrir y sobre la molécula que debe ocurrir y no sobre otros sustratos ni en otro lugar. Dicho de otra forma, el tener "paredes" internas no mejora de por sí la eficiencia de la célula.
¿Tiene la bacteria, con su loft multiuso, una limitación importante a la eficacia? A priori no, para nada. Puede -y de hecho lo hace- abocar áreas precisas a cada función. No es necesariamente cierto que si en un espacio se encuentran todos los factores necesarios para un proceso, dicho proceso ocurrirá inevitablemente. La activación de un proceso, es decir, la regulación del momento y lugar preciso en que ocurrirá, parece requetir de muchas otras condiciones adicionales aparte de que estén disponibles todos los materiales necesarios.
La exquisitez regulatoria no tiene límites.Copyright Mirta Elena Grimaldi. Derechos reservados.
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Deleuze: un lenguaje para la vida
mo-creacio-
nismo, se me ocurre que un buen referente para hablar de la vida es la filosofía de Deleuze. Inventor de conceptos nuevos, a través de la desterritorialización de términos utilizados por otros juegos de lenguaje y su inserción en nuevos discursos, Deleuze ha sabido construir un lenguaje para hablar del cambio y de la vida. Este lenguaje acepta su dinamismo y su estilo sin tener que dar explicaciones moleculares o mecanicistas y sin tener que recurrir a unidades racionales trascendentes al fluir mismo de la vida para explicar su logos, su lógica interna. Con su idea de las máquinas abstractas que conectan flujos correlativos y les otorga un plano de consistencia donde habitar en medio del caos del puro devenir, podríamos dar cuenta de la relación entre genómica y proteómica, es decir, entre dos movimientos de la vida, el de la información y sus mutaciones por un lado, y el de las proteínas y sus construcciones por otro. Y eso sin necesidad de hablar de un origen mítico de esos flujos, con la convicción de que la vida "siempre crece por el medio", y que sus cambios de configuración no pueden explicarse a través de una visión totalizadora de una Historia con mayúsculas. En vez de usar un lenguaje que "explique" el movimiento de la vida, reduciéndolo a un plano físico, químico, matemático o sociológico, se trata de encontrar un lenguaje que "vibre" al ritmo de esa vida, que se implique mutuamente con ella sin dejar de distinguirse de ella. Se trata de encontrar un lenguaje que no pretenda apresar la vida (pues eso haría de la vida una forma del lenguaje) ni de reflejarla (pues eso haría que la vida tuviera que presentar una estructura sintáctica como la del lenguaje que presuntamente la refleja).
Ilustración: el árbol (eterno en Platón, histórico en Darwin), versus el rizoma (eterno en Leibniz, histórico en Deleuze).
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.
Ilustración: el árbol (eterno en Platón, histórico en Darwin), versus el rizoma (eterno en Leibniz, histórico en Deleuze).
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miércoles, 10 de diciembre de 2008
Por qué no es científico el darwinismo
Foucault estableció una distinción entre "fundar una ciencia", por ejemplo la física moderna, y establecer un discurso, por ejemplo, el marxismo o el psicoanálisis freudiano. En el primero de los casos el sujeto del discurso es suprimido y sustituido por una economía de signos independientes. Cada científico modifica y enriquece el saber, y queda reducido a un plano secundario frente a la constitución de ese saber universal. Los escritos del fundador de una ciencia son parte de esa ciencia, su lugar está determinado por la ciencia misma, y su relectura no altera en nada lo conquistado por ella como saber objetivo.
Todo lo contrario ocurre con la fundación de una nueva discursividad. En este caso, la palabra del fundador queda fuera de la historia de ese saber, es un lugar de verdad al cual debe retornarse cada tanto, y cada retorno modifica el discurso al rescatarse aspectos de su discurso que habían pasado desapercibidos. Ese discurso funda el saber y lo determina, y ese modo de discurrir no puede desprenderse de aquel sujeto que lo fundó.
Esto que para Foucault ocurre con el discurso de Marx y el de Freud, puede aplicarse igualmente a cualquier filosofía. Cada filosofía es el discurso de aquél que la fundó.
Lo curioso es que lo mismo exactamente puede decirse del darwinismo, al punto de que la última gran obra de Gould se presenta como un retorno a Darwin que lee los aspectos que habían sido dejados de lado por lecturas anteriores.
Podría haber habido física moderna sin Galileo y sin Newton, pero no podría haber habido darwinismo sin Darwin (habría tal vez "wallaceismo", sin el ascendente social que le otorgara esa adhesión que hizo del darwinismo un fenómeno de creación de un discurso específico).
Es por eso que podemos afirmar que la genética, que prescindió de Mendel mucho tiempo, y que podría haber prescindido de Watson y Crick, es una teoría científica, mientras que la teoría de la evolución es un discurso filosófico.
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.
jueves, 13 de noviembre de 2008
Pucha, el experimento "salió mal".
En el marco de la investigación en la cual participo, días pasados realizamos un experimento de asfixia perinatal en el cual ninguno de los fetos de una rata que fueron sometidos a la asfixia -según un protocolo muchas veces probado en la bibliografía sobre el tema- sobrevivió, por lo cual fue obviamente imposible extraer de ellos ninguna muestra que nos permitiera medir algún parámetro de daño tisular en respuesta a la hipoxia. Todos nos lamentamos de que el experimento haya "salido mal", sobre todo teniendo en cuenta el costo de cada rata y el gasto y el trabajo que insume su manutención. Entrecomillo "salir mal" adrede, para reflexionar sobre esta idea. Esa conclusión:"el experimento salió mal", parte de la tácita admisión de que esos resultados deben ir directamente al descarte o al olvido, como si nunca hubieran sido hechos. ¿Y por qué deben descartarse? Porque no son publicables. ¿Quién publicaría que, siguiendo al pie de la letra un protocolo probado y publicado no se obtiene el material para el estudio que supuestamente debería obtenerse? Entonces, ¿por qué no son publicables? ¿Porque dan un resultado negativo? Si reflexionamos honestamente veremos que más bien descartamos aquellos resultados que son inesperados, sean "positivos" o "negativos" (descartaríamos tanto un control positivo de un ensayo que diera negativo como un control negativo que diera positivo) . Y estos resultados inesperados, ¿son inesperados respecto a qué? Y... inesperados respecto a datos que ya fueron publicados antes. ¿No le parece, lector, que la ciencia, de esta manera, está en un callejón sin salida (o , para no dramatizar tanto, en un camino muy estrecho)?.
En definitiva, ¿no habría que considerar también los resultados malos? ¿no son tan resultados como los otros? ¿Por qué todo lo publicado está bien sin discusión y lo que hacemos nosotros en la intimidad de nuestros laboratorios la mayoría de las veces está mal y no es publicable? ¿Tenemos que hacer de cuenta que los chorreados en los geles y los animales que se mueren inesperadamente son todos sucesos que nunca ocurrieron, que a la ciencia no le importan? ¿No estaremos perdiendo valiosa información? ¿No estaremos leyendo "papers" demasiado preparados, donde se publica lo que "se vé lindo" mientras el resto ni se menciona o se menciona al pasar como "data not shown"? Dejo aquí porque me estoy poniendo demasiado subversiva y eso es peligroso.
Copyright Mirta E. Grimaldi. Derechos reservados
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miércoles, 5 de noviembre de 2008
La muerte no es un accidente
Hay un filósofo de cuyo nombre no quiero acordarme que dice que hay diez causas de la muerte. Evitándolas se lograría vivir eternamente. Esa idea ridícula, que también se nos presenta en las publicidades médicas, queda desmentida por el hecho de que somos criaturas en devenir, y por lo tanto, destinadas a la extinción individual. Cuando una persona muere de un paro cardiorrespiratorio después de una larga enfermedad no es que el corazón le falla, y que eso podría haberse evitado. El corazón es el órgano que decide sobre nuestra vida y sobre nuestra muerte biológicas. Cuando el deterioro es grande, el ser viviente simplemente se deja morir. Si lo obligan a alimentarse por la fuerza, el corazón se detiene en seco y dice "basta". ¿Cómo y por qué? es un misterio. No podemos explicar esto por causas mecánicas. Los médicos saben cuándo una persona tiene "pronóstico reservado", porque está "entregada". Eso no se les enseña en la facultad de Medicina. Lo saben por experiencia, como saben que un placebo a veces produce la sanación espontánea de un número significativo de personas (basta consultar las estadísticas que se utilizan en la prueba de nuevos medicamentos).
Supongamos, de todos modos, que pudiéramos vivir eternamente. Debríamos evitar reproducirnos o colapsarían los recursos ya escasos para nuestra supervivencia (lo de conquistar otros planetas en un futuro lejano, está ahí, "en un futuro lejano", y es como cuando le dicen a uno "venga mañana", uno va al otro día y le dicen "¿no le dije que venga mañana?").
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martes, 4 de noviembre de 2008
Un desierto en la genética
He vuelto al blog después de una dolorosa experiencia de vida. Y vuelvo desde la desolación para hablarles de los desiertos genéticos. ¿Qué son los desiertos genéticos? Sencillamente, constituyen una forma que tienen los genes de expresarse que es muy diferente de todas las otras formas conocidas. Dicho de otra manera, son el golpe de gracia que necesitaba el antiguo dogma de la rígida estructura de un gen para caer.
Explico. Ya sabrán los seguidores del blog que en estas lides moleculares la estructura y la función de las moléculas son inseparables. El gen, que es un fragmento de ADN que tiene información para fabricar proteínas, no es la excepción. Sus dos clásicas "partes" -según la visión dogmática- son el promotor y la región codificante.
El promotor es el sitio donde se une toda la maquinaria proteica que hace la copia de la región codificante en una única dirección (proceso denominado transcripción), lo cual a su vez es un paso intermedio hacia la síntesis de una proteína (proceso de traducción), con lo que concluiría la "expresión" del gen.
Supuestamente, para ser funcional (o sea, para poder dar inicio a la transcripción) el promotor debe poseer ciertas secuencias determinadas (secuencias "consenso") en posiciones fijas de su estructura y orientadas de una diversa manera. Además, el promotor debe terminar exactamente en el sitio preciso en el cual comienza la transcripción.
Este "dogma" viene siendo golpeado por numerosas evidencias: genes que codifican varias proteínas distintas en la misma región codificante (a veces por ser "leída" a partir de marcos de lectura diferentes), muchas secuencias "consenso" que no aparecen en gran cantidad de promotores o que difieren en su secuencia, promotores que permiten transcripciones en ambas direcciones, etc. Y ahora, lo que faltaba: ¡ausencia de cualquier promotor reconocible y presencia, a pesar de todo, de transcripción! Y es más, esa transcripción ¡puede empezar desde diversos sitios!
Y a estos "promotores no promotores" -permítaseme el contrasentido- se les llamó "desiertos ATG". Y vale la imagen del desierto y la desolación si tenemos en cuenta que este descubrimiento nos ha dejado, definitivamente, sin nuestros esquemáticos y organizados "genes". Los genes ya no son lo que eran...
Copyright Mirta E. Grimaldi. Derechos reservados.
Explico. Ya sabrán los seguidores del blog que en estas lides moleculares la estructura y la función de las moléculas son inseparables. El gen, que es un fragmento de ADN que tiene información para fabricar proteínas, no es la excepción. Sus dos clásicas "partes" -según la visión dogmática- son el promotor y la región codificante.
El promotor es el sitio donde se une toda la maquinaria proteica que hace la copia de la región codificante en una única dirección (proceso denominado transcripción), lo cual a su vez es un paso intermedio hacia la síntesis de una proteína (proceso de traducción), con lo que concluiría la "expresión" del gen.
Supuestamente, para ser funcional (o sea, para poder dar inicio a la transcripción) el promotor debe poseer ciertas secuencias determinadas (secuencias "consenso") en posiciones fijas de su estructura y orientadas de una diversa manera. Además, el promotor debe terminar exactamente en el sitio preciso en el cual comienza la transcripción.
Este "dogma" viene siendo golpeado por numerosas evidencias: genes que codifican varias proteínas distintas en la misma región codificante (a veces por ser "leída" a partir de marcos de lectura diferentes), muchas secuencias "consenso" que no aparecen en gran cantidad de promotores o que difieren en su secuencia, promotores que permiten transcripciones en ambas direcciones, etc. Y ahora, lo que faltaba: ¡ausencia de cualquier promotor reconocible y presencia, a pesar de todo, de transcripción! Y es más, esa transcripción ¡puede empezar desde diversos sitios!
Y a estos "promotores no promotores" -permítaseme el contrasentido- se les llamó "desiertos ATG". Y vale la imagen del desierto y la desolación si tenemos en cuenta que este descubrimiento nos ha dejado, definitivamente, sin nuestros esquemáticos y organizados "genes". Los genes ya no son lo que eran...
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miércoles, 15 de octubre de 2008
Etología: el mundo por los ojos de los animales
En la película Despertares, basada en la novela de Oliver Sacks, vemos el modo en que personas que sufrían un síndrome peculiar, actuaban ante estímulos muy específicos (agarrar una pelota en el aire, caminar sólo sobre un piso a cuadros, comer al escuchar su música favorita). Lo hacían en un estado de completa inconciencia, pero con una precisión que no se veía empañada por ningún acto fallido. Lo mismo ocurre con un ave que acomoda sus huevos en el nido, pero se olvida de ellos en cuanto le son arrebatados y quedan fuera de su campo visual. Y eso no es extraño si tenemos en cuenta que, como ha descubierto una mujer autista que se dedica a mejorar las condiciones de cría del ganado, llamada Temple Grandin, el pensamiento de los animales, como el de los autistas (y el de aquellas personas que sufrían ese extraño síndrome), es puramente visual, sin capacidad para la abstracción verbal. Sin capacidad, pero con una capacidad diferente, enormememnte sensible a los contrastes visuales.
El libro Interpretar a los animales nos habla del modo en que el desarrollo de los lóbulos frontales del cerebro hace perder a los hombres cierta inteligencia perceptiva que es reemplazada por la abstracción simbólica. Esto nos muestra, una vez más, que somos el resultado de una especie de deformación por sobredimensionamiento de ciertas capacidades juguetonas que en el resto de los animales desaparecen con el estado de madurez. Somos el producto de una extraña neotenia, embriones superdesarrollados que viven gracias al ambiente artificial que hemos creado para compensar lo que Nietzsche entendía como deficiencias en nuestros instintos.
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miércoles, 8 de octubre de 2008
Fortalezas y debilidades del discurso de Sheldrake
El texto de Sheldrake que comentábamos en otro artículo tiene sus fortalezas. Ayuda a darle un lugar a ciertos fenómenos que habitualmente quedan en el transfondo de las explicaciones mecanicistas en Biología. Por ejemplo, el comportamiento en masa de los cardúmenes de peces, la existencia de colonias tipo Nanonia con división funcional entre individuos de una misma especie, como si fueran órganos que integran organismos superiores, el comportamiento social de abejas y termitas, etc. Son todos casos en los que el concepto de "individuo" trasciende los límites de un cuerpo material y se distribuyen por el espacio, un espacio conformado por un campo de fuerzas que tiende a estabilizarse (a "enfriarse", como dicen los teóricos de la complejidad) con el paso del tiempo. También la forma en que los viejos records deportivos son superados por los nuevos como si cada generación se parara a hombros de la anterior parece coincidir con la idea de un comportamiento que se agiliza y refuerza por conexión con su propio pasado supraindividual.
Que esos fenómenos pasen a ser centrales muestra que la idea de campo mórfico y la de resonancia mórfica funciona como un nuevo paradigma en el sentido de Kuhn, es decir, como un cambio de perspectiva que vueve a dibujar los contornos de lo "interesante", destacando elementos del transfonde de nuestra experiencia y a la vez desdibujando otros antes considerados prioritarios.
¿Qué es lo que le falta a la "teoría" de Sheldrake? En primer lugar, le falta un aparato matemático o topológico que permita dar cuenta de la superposición de estados por resonancia mórfica. Shledrake habla de media estadística, adoptando una cierta versión del enfoque cuántico, pero no nos da las funciones de onda para los estados que describe. Eso no significa que tal cosa sea imposible. De hecho, modelos ontogenéticos de Goodwin podrían entrar en esta categoría.
Por otra parte, tiene una carencia mayor que apunta más bien a cuestiones filosóficas. En la teoría de Sheldrake existe una explicación (sea o no satisfactoria para la perspectiva biológica actual) para la conservación y propagación de ciertos estados o modos de comportamiento de los sistemas biológicos de distintos niveles, pero no hay una explicación de las diferencias entre los estados. Es lo mismo que ocurre con la idea de Selección Natural de Darwin. Ella nos dice cómo se canalizan y estabilizan las poblaciones, pero debe atribuir al azar de las pequeñas variaciones (o a las mutaciones) el origen de las diferencias que son seleccionadas (por más pequeñas que sean esas diferencias, al punto de atribuirse exclusivamente a un proceso de deriva en todas direcciones, sobre la base de la Campana de Gauss).
Como decía Platón, el mundo fue creado con partes iguales de lo Mismo y de lo Diferente. Sheldrake explica cómo se estabilia y propaga lo Mismo, pero no cómo surge lo Diferente. Considero que la única manera aceptable desde el punto de vista de las leyes conservativas para explicar esto es aceptar que siempre existió lo Diferente, quizás en la forma de una superposición de estados cuánticos que se van diferenciando y desplegando históricamente.
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.
jueves, 2 de octubre de 2008
¿Pueden aislarse los procesos bioquímicos?
Desde hace décadas la bioquímica viene alimentándose del análisis de vías metabólicas aisladas tratadas de manera lineal: síntesis de colesterol, degradación de glucosa, etc. Más allá de que algunas de ellas sean cíclicas, la bioquímica nos hizo pensar o imaginar estas vías metabólicas como procesos separados del contexto y mayoritariamente lineales, es decir, que "van de sustrato a producto".
Esa costumbre adquirida después la extendimos -los biólogos- al análisis de los procesos moleculares complejos. Me refiero a procesos tales como la fabricación de proteínas, la duplicación de ADN o el procesamiento de las lipoproteínas. Nos apoyó la termodinámica, ya que cualquier proceso complejo puede al fin y al cabo reducirse a una vía metabólica exergónica o endergónica (según si consume o libera energía, respectivamente). Una visión que aisle el objeto de estudio y lo considere linealmente ayuda a simplificar. Nada más bienvenido cuando de Biología Molecular se trata, ¿verdad?
Pero, seamos honestos. ¿Puede aislarse alguno de los procesos bioquímicos de una célula? No es factible en realidad. Para que la célula mantenga mínimamente un principio de conservación de masa y de energía es fácil darse cuenta de que todos los procesos deben estar interconectados entre sí. El producto de un debe ser necesariamente el sustrato de otro, como modo de compensación. Y esto debe suceder incluso considerando al sistema abierto, o sea, con una entrada de insumos y cierta salida de productos. No creo que dentro de un núcleo -aunque dispusiéramos de un microscopio electrónico que pudiera "espiar" células vivas, lo que no existe- pudiéramos "ver" la producción de un ARN mensajero maduro a partir de su gen correspondiente aislada de los múltiples y simultáneos procesos que suceden a su alrededor.
Todo esto viene de que me enteré de que al aislar el complejo de proteínas que procesan el ARN transcripto primario por splicing y lo transforman en un ARN maduro se aislaron nada menos que 300 proteínas. Pero no es la cantidad lo extraño. Lo extraño es que entre esas 300 proteínas muchas de ellas resultaron no estar relacionadas con el splicing sino con otros procesos nucleares como la transcripción génica y el transporte de ARN al citoplasma.
Entonces dá la impresión de que la célula no divide su accionar en capítulos sucesivos ni determina terrenos separados para ser ocupados con las transformaciones de cada proceso. Es bueno que lo recordemos a la hora de recortar nuestro objeto de estudio para mirar, de todo el ecosistema del bosque, sólo un árbol.
Copyright Mirta E. Grimaldi. Derechos reservados
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miércoles, 1 de octubre de 2008
¿Es irreversible el proceso evolutivo?
Me llamó la atención la existencia de la respuesta a la falta de oxígeno que menciona Mirta en sus artículos. El organismo es capaz de pasar del modo "respiración oxigénica" al modo "fermentación", menos eficiente, pero uno de los recursos energéticos usados... ¡por las bacterias! Eso me lleva a pensar que hay en la genética de todo organismo la posibilidad de recurrir siempre a caminos alternativos, aunque sean soluciones que son útiles a los seres unicelulares, pero no permiten sostener la vida pluricelular.
¿Cómo leer este resultado? Hay que darle la razón a Gadamer: toda ciencia es una hermenéutica, una teoría de la interpretación. Margulis nos hablaría de una nueva demostración de que "todos somos bacterias". El neodarwinismo hablaría de "sistemas vestigiales" que se activan en situaciones críticas (no creo que aludiría a la ventaja de contar con más de un sistema de obtención de energía, porque la respuesta a la hipoxia suele ser funcionalmente de escasa utilidad). Mc Fadden diría que el organismo se va al pluriverso de la superposición de estados y retorna con una nueva solución (un nuevo colapso de la función de onda cuántica). Sheldrake nos diría que el organismo empieza a sintonizar con otro campo mórfico. ¿Cuál es la interpretación correcta?
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domingo, 28 de septiembre de 2008
El bueno y el malo de la película
En mi artículo anterior el factor regulador HIF quedaba como el quijotesco efector que permitía que una célula superara la escasez de oxígeno. Pero, ¿es tan así? ¿Cuál es el bueno de esta película? La respuesta de HIF a la hipoxia es hacer sobrevivir a toda costa a una célula a la que le cuesta mucho respirar y que ya ha sido gravemente dañada por la producción de radicales libres. Esto nos hace recordar algo... Sí, justamente, nos hace acordar a las células transformadas, esas que, debiendo ser eliminadas y reemplazadas por células sanas no lo son y crean un tumor que se alimenta y crece monstruosamente a expensas del resto del organismo. De hecho el factor HIF se expresa cuando las células tumorales se dispersan por el organismo y crean metástasis. Es por eso que HIF está siendo visto como un posible futuro blanco para terapias anticancerígenas.
Entonces, el que es el actor bueno para la célula resulta ser el malo para el organismo. ¿Cuál es el bueno para el organismo como un todo? Probablemente el factor bueno sea un gas. Sí, como lo leyó: un gas. El óxido nítrico. Este gas es un mediador químico que, aparentemente, en condiciones de hipoxia impide que se desencadene la respuesta mediada por HIF y en su lugar envía la célula a la muerte celular programada. Entonces, el óxido nítrico es el bueno para el organismo. ¡Pero el malo para la célula! Es que esta película no es un spaguetti western sino que se parece más a un "film noire" donde ningún personaje es completamente bueno ni completamente malo.
Copyright Mirta E. Grimaldi. Derechos reservados.
¿Mejor prevenir que curar?
He estado leyendo un trabajo científico de revisión muy interesante publicado el año pasado en la prestigiosa revista Biochemical Journal. Describe muy acertadamente los mecanismos de que disponen las células de mamífero para la homeostasis del oxígeno, es decir, el control de la presión parcial de dicho gas en los tejidos. El paper se centra en el papel que desempeña un factor de transcripción -o sea, un regulador genético- que es inducible por hipoxia (el HIF). Vale aclarar que el autor del trabajo, G. Semenza, fue, hacia 1992 uno de los descubridores de dicho factor.
De este trabajo uno puede aprender que la hipoxia -condición en que el sumimistro de oxígeno en relación al consumo celular resulta insuficiente- causa un aumento en el nivel de radicales libres. Usted los habrá oído nombrar, ¿verdad?. Estos radicales libres son capaces de oxidar masivamente proteínas, lípidos y ácidos nucleicos, lo que causa un daño tal a la célula que puede llegar a matarla. Esto sucede porque, al escasear el oxígeno, una parte de la respiración aeróbica -la cadena respiratoria- funciona deficientemente. Los electrones que se transfieren a lo largo de esta cadena no llegan al final sino que son entregados al oxígeno de manera prematura, ocasionando la liberación de aniones superóxido (un tipo de radical libre).
Sin embargo, frente a la hipoxia existe una respuesta de emergencia que, al menos temporalmente, puede salvar a la célula afectada de morir, y es la respuesta que monta HIF.
Este HIF activa cientos de genes que producen proteínas que ayudan a la célula a lidiar con la hipoxia. Algunos inhiben la respiración aeróbica, otros fomentan la fermentación y otros estimulan la generación de nuevos vasos sanguíneos capaces de traer más oxígeno al tejido.
Ahora adivine: ¿Cuál es el estímulo que desencadena la producción de HIF y con éste efecto asegura la supervivencia celular? Sí, adivinó. Los mismos radicales libres. Justo el agente dañino que la respuesta busca neutralizar. Es decir que la respuesta no parece llegar a tiempo. Nada de alarmas preventivas. Los ladrones ya están en casa cuando suena la alarma y llega la policía. ¿Mejor prevenir que curar? Parece que nuestras células no siempre piensan lo mismo.
Copyright Mirta E. Grimaldi. Derechos reservados.
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