lunes, 7 de julio de 2008

Cuando todo encaja demasiado bien en la teoría de la evolución

El libro de Capra La trama de la vida resulta un interesante resumen de las últimas tendencias en Biología Teórica. Como indica Mirta en uno de sus artículos, logra incluso llenar algunos huecos que todavía estaban presentes en el libro Microcosmos, de Sagan y Margulis, suponiendo la aparición espontánea, en el momento justo, de cadenas metabólicas adecuadas para que la vida se pudiera sostener en la Tierra.
Mirta critica este procedimiento de "retrodicción" (es decir, de predicción hacia atrás) por la escasa verosimilitud de que hayan surgido tales soluciones por mutación al azar y selección natural. Pero no es que la retrodicción sea un procedimiento ilegítimo. Incluso podemos sostener que, en este caso, se hace lo posible por reconstruir hacia atrás sobre la base de puras leyes químicas y físicas. Lo que resulta imposible explicar sólo en base a tales leyes es el Kairós, es decir, el tiempo oportuno en que las cosas ocurrieron.
Ese Kairós podría atribuirse al puro azar. Quizás hasta la posibilidad de que las "invenciones" correspondientes no se dieron en Marte explique por qué allí no hay vida y demuestre que sólo en contadas ocasiones las mutaciones adecuadas surgen en las situaciones de estrés logrando evitar una extinción masiva de los seres vivientes. Lo que no es verosímil, en cambio, es que el azar genere Kairós más de una o dos veces en la historia de un planeta, y lo cierto es que en el nuestro la vida ha "renacido" muchas más veces de lo que sería esperable.
Marte parece haberse detenido en alguna fase bacteriana. Pero la Tierra llegó hasta el nivel de la conciencia. ¿Cómo pudieron darse las invenciones adecuadas en los momentos oportunos? ¿Por qué no ocurrió lo mismo en Marte? No lo sabemos, y quizás no lo sepamos nunca.
Los paleontólogos reconstruyen la vida cotidiana de un grupo de dinosaurios a partir de sus restos fósiles. Se basan en analogías con la vida actual, modos de andar, vida familiar, necesidad de alimento. Hasta hacen modelos por computadora de modos verosímiles de correr, según condiciones físicas de estabilidad. Reconstruyen los músculos y la piel que debieron cubrir los huesos mediante técnicas forenses, basados en leyes fisiológicas que se aplican al funcionamiento de los tejidos en lagartos, en aves y en mamíferos. Pero no pueden dar cuenta de cómo surgió cada una de esas especies cuyo comportamiento describen. Cuando toman distintos animales que habitaron el mismo suelo y que tienen ciertos parecidos buscan las tranformaciones fisiológicas que pudieron llevar de unos a otros. Pero los programas de computadora que utilizan permitirían poner formas intermedias entre especies sin ningún parentesco real, porque nos dicen qué camino recorrer para llegar de un punto al otro, pero eso no prueba que la vida haya recorrido exactamente ese camino, ni si ese camino era lineal, o más bien sinuoso y a saltos.
La reconstrucción de la historia de la vida de Capra hace lo mismo. Nos dice "si queremos llegar de acá a este otro lugar, debió pasar en el medio tal o cual cosa". El modelo cierra bien, pero no deja de ser una especulación acerca de un mínimo indispensable. En última instancia, no escapa a la teleología del modelo antrópico: esto debió haber pasado, simplemente porque, de lo contrario, no estaríamos donde estamos. Eso, claro, no explica por qué estamos donde estamos.
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.

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