martes, 3 de junio de 2008

Lo "interesante" como categoría epistemológica

Generalmente se considera que lo interesante es un criterio propio de la literatura, no de la filosofía, ni, menos aún, de la ciencia. Sin embargo, sospecho, como Borges, que la filosofía, y también la ciencia, son formas extrañas de la literatura fantástica. El motivo es que ellas crean sus propias realidades, y se difunden como discursos autorizados en la medida en que logren atraer el interés de los especialistas y también de los legos. Con ello, la categoría de lo "interesante" cobra un papel central, sobre todo cuando los saberes no presentan una aplicación utilitaria inmediata, y deben tratar de difundirse en los medios masivos para conseguir presupuesto.
Más allá de cuestiones pragmáticas, nada en ciencia puede considerarse una verdad pura y simple. Si algo llama la atención, es porque constituye un tema o problema interesante. Por ello en los libros de matemática no nos encontramos con todos los teoremas posibles, sino sólo con teoremas interesantes.
Los motivos del interés científico parecen reducirse a dos: la atracción por lo extraño, y el intento por encontrar analogías entre cosas distantes.
Lo extraño puro puede ser generador de lo que Kant llamaba el sentimiento de lo sublime. Lo que presenta un orden sin concepto, se presenta, también según Kant, como lo bello. Los científicos hablan muchas veces de la belleza de sus descubrimientos, y en parte a ello se debe su interés. Pero en la ciencia hay subordinación, al menos parcial, al concepto. El interés, para el científico, está, entonces, en la posibilidad de una progresiva familiaridad con lo extraño, que puede ir desde una comprensión sentimental hasta un entendimiento matemático abstracto (entendimiento que no deja de ser una forma límite de la familiaridad).
Se trata, entonces, de la unidad en la diferencia, de esa "mezcla de ser y no ser" o de "Mismo y Diferente" que según Platón depara las sorpresas de la contingencia, pero siempre en el marco de una confianza en la capacidad del entendimiento para domar ese caballo siempre desbocado que llamamos "realidad".
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.

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