En la biología molecular actual, casi tan importante como aprender constantemente es desaprender constantemente. Y es la misma acumulación de conocimientos la que nos lleva a entrenarnos para aprender todos los días algo nuevo, y a la vez nos conduce a desaprender algo antiguo.
En el marco del tema de transporte activo de membrana, por tomar uno cualquiera, lentamente aprendimos a asociar a las bombas de iones con la hidrólisis directa de ATP como único medio de obtención de energía y, por otro lado, a los "carriers" o transportadores de azúcares o de aminoácidos asociarlos siempre con un modo indirecto de obtención de la energía que aprovecha algún gradiente de iones previamente generado por una bomba de iones y que prescinde del uso directo de ATP. Uno de estos "carriers" se ubica en la membrana apical intestinal y utiliza el gradiente de Na+ generado por la bomba de Na+/K+ (bomba que se ubica en la membrana basal del epitelio) para acumular glucosa activamente dentro de dichas células absortivas. Sin embargo, recientemente han aparecido transportadores de drogas de tipo "carrier" que sostienen su transporte activo hidrolizando ATP en forma directa, de manera que nuestras categorías previas ya no sirven.
Dentro del mismo campo, estábamos convencidos de que la selectividad era una de las propiedades más importantes de los transportadores proteicos de membrana. En apoyo de este punto de vista, argumentábamos que la estructura interna de un canal o de un carrier debe adaptarse conformacionalmente a la molécula a ser transportada si el transporte ha de ser exitoso, lo cual limita el número de variantes de forma posibles para el ligando. Otra vez nos vimos desmentidos por el descubrimiento de transportadores que son capaces de lidiar con una gran variedad de moléculas de conformaciones diferentes sin evidenciar ninguna dificultad en el transporte.
La asociación del ADN con proteínas de empaquetamiento parecía ser exclusiva de las células eucariontes. Ya no. En las bacterias el pequeño ADN circular también está superenrrollado y asociado a proteínas específicas, aunque no sean histonas. Las membranas intracelulares también se consideraban exclusivas de células nucleadas. Ahora, los profusos pliegues internos de membrana de muchas bacterias (mesosomas, membranas fotosintéticas) amenazan incluso esta -antiguamente clara- distinción entre células procariontes y eucariontes. ¿Piensa usted lector que aún nos queda como criterio de diferenciación el citoesqueleto? Hum...¡una estructura proteica fibrosa dispuesta en red que ha sido recientemente descubierta en bacterias empieza a conmocionar esta última pared de división!
¿Es que cada tantos años tendremos que reescribir todos nuestros manuales de Biología Celular? Comprender y aprender fenómenos y estructuras celulares nuevos es, sin duda, un avance permanente ¿Es también desaprender lo aprendido avanzar en esta ciencia?
Copyright Mirta E. Grimaldi. Derechos reservados.
En el marco del tema de transporte activo de membrana, por tomar uno cualquiera, lentamente aprendimos a asociar a las bombas de iones con la hidrólisis directa de ATP como único medio de obtención de energía y, por otro lado, a los "carriers" o transportadores de azúcares o de aminoácidos asociarlos siempre con un modo indirecto de obtención de la energía que aprovecha algún gradiente de iones previamente generado por una bomba de iones y que prescinde del uso directo de ATP. Uno de estos "carriers" se ubica en la membrana apical intestinal y utiliza el gradiente de Na+ generado por la bomba de Na+/K+ (bomba que se ubica en la membrana basal del epitelio) para acumular glucosa activamente dentro de dichas células absortivas. Sin embargo, recientemente han aparecido transportadores de drogas de tipo "carrier" que sostienen su transporte activo hidrolizando ATP en forma directa, de manera que nuestras categorías previas ya no sirven.
Dentro del mismo campo, estábamos convencidos de que la selectividad era una de las propiedades más importantes de los transportadores proteicos de membrana. En apoyo de este punto de vista, argumentábamos que la estructura interna de un canal o de un carrier debe adaptarse conformacionalmente a la molécula a ser transportada si el transporte ha de ser exitoso, lo cual limita el número de variantes de forma posibles para el ligando. Otra vez nos vimos desmentidos por el descubrimiento de transportadores que son capaces de lidiar con una gran variedad de moléculas de conformaciones diferentes sin evidenciar ninguna dificultad en el transporte.
La asociación del ADN con proteínas de empaquetamiento parecía ser exclusiva de las células eucariontes. Ya no. En las bacterias el pequeño ADN circular también está superenrrollado y asociado a proteínas específicas, aunque no sean histonas. Las membranas intracelulares también se consideraban exclusivas de células nucleadas. Ahora, los profusos pliegues internos de membrana de muchas bacterias (mesosomas, membranas fotosintéticas) amenazan incluso esta -antiguamente clara- distinción entre células procariontes y eucariontes. ¿Piensa usted lector que aún nos queda como criterio de diferenciación el citoesqueleto? Hum...¡una estructura proteica fibrosa dispuesta en red que ha sido recientemente descubierta en bacterias empieza a conmocionar esta última pared de división!
¿Es que cada tantos años tendremos que reescribir todos nuestros manuales de Biología Celular? Comprender y aprender fenómenos y estructuras celulares nuevos es, sin duda, un avance permanente ¿Es también desaprender lo aprendido avanzar en esta ciencia?
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