domingo, 23 de marzo de 2008

El enigma de los enigmas

Si la biodiversidad había sido el enigma de los enigmas para el astrónomo Herschel, para Maynard Smith, aunque no lo confiese explícitamente, el enigma de los enigmas es la capacidad del organismo para hacer copias aproximadas de sí mismo. Ni las piedras, ni los cristales, ni los ríos, ni las nubes, ni las estrellas, ni los planetas, nada de lo demás que conocemos en el mundo tiene esa manera de sostener una forma de ser a lo largo del tiempo. Podemos pensar en una ribozima que se extienda catalizándose a sí misma, podemos pensar en sacos de biomoléculas envueltas en una membrana lipídica que se dividan distribuyendo con aproximadamente la misma proporción sus componentes internos, podemos pensar en el ritmo cíclico de los relojes moleculares o en la posibilidad de que los péptidos se combinen y se disgreguen, para volver a combinarse creando caminos circulares en una sopa metabólica prebiótica. Podemos pensar en todo eso, pero nada, absolutamente nada de eso, se parece ni lejanamente a la posibilidad que tiene el ADN de ser replicado por una compleja maquinaria molecular, que revisa, además, el resultado, tratando de reparar los errores, asegurando un mínimo índice de mutación y permitiendo que los seres vivos, a pesar de su fragilidad y mortalidad (programada o no, pues la muerte les sucede también a las bacterias por más que las llamemos "inmortales") traspasen su forma a otra materia por millones de años. Que lo hagan, incluso, sobreviviendo muchas veces a ese proceso de transferencia, y, además, que la transfieran más de una vez, aunque el equilibrio ecológico se encargue después de mantener siempre una tasa más o menos constante de individuos de la misma especie. Así como se ofrece dinero a aquél que pruebe poseer algún poder extrasensorial, desafío que nadie hasta ahora ha aceptado, los partidarios del diseño inteligente deberían hacer lo mismo con quien logre explicar este nuevo "enigma de los enigmas" por un medio puramente químico (pues, sin presuponer la capacidad de reproducción, o al menos de replicación, no podemos hablar de procesos biológicos tales como "herencia con modificación" y "selección natural"). No creo que nadie, en estos momentos, aceptaría el desafío (menos aun si se le exigiera que creara artificialmente las condiciones para que eso suceda, recurriendo, como he dicho, a medios puramente químicos).
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.

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