sábado, 22 de marzo de 2008

Los lisosomas: ¡no aclares que oscurece!

Ningún citólogo que estuviera observando el interior de una célula eucariota con el suficiente aumento dudaría en señalar cuál es su núcleo ni cuáles son sus mitocondrias ni sus cloroplastos, si los hubiera. Inmediatamente respondería con claridad si le preguntáramos acerca de las características, las funciones, y la presencia o no en distintos tipos celulares de cada una de estas organelas.
Pero no pasaría lo mismo si le preguntáramos acerca de los lisosomas. Ocurre que un lisosoma es -en teoría- una vesícula donde ocurre la digestión celular, es decir, donde grandes moléculas o partículas inútiles son degradadas en sus componentes más pequeños (componentes que sí pueden ser reutilizados en otras síntesis).
Sin embargo, en la práctica, entre las múltiples vesículas que muestra una célula nucleada (muchas de ellas efímeras vesículas de transporte), es difícil identificar cuáles de todas ellas son lisosomas con todas las de la ley. Es más, dicha “ley” no está muy clara. Hay quien restringe el término lisosoma a vesículas donde estén presentes las enzimas degradativas y el material que está siendo degradado, mientras otros aceptan como lisosoma a los compartimientos membranosos que contienen enzimas pero que todavía no adquirieron el material a degradar. Se reserva el término endosoma para vesículas donde sólo encontramos las partículas incorporadas del medio extracelular que van a ser degradadas.
Además, los “verdaderos lisosomas” son vesículas temporales, que sólo “existen” cuando confluyen aquello a ser destruído y el arma destructora. Una vez que la hidrólisis concluye, la membrana que forma la vesícula se recicla y los restos, si quedan, son volcados al medio externo. Aún si permanece dentro de la célula, esa vesícula ya inactiva dejará de ser un lisosoma para convertirse en lo que se llama “cuerpo residual”.
Intentando organizar los conocimientos acerca del tema, se introdujo la distinción entre lisosomas primarios, lisosomas secundarios y cuerpos residuales. Y otra distinción más entre endosomas primarios (o tempranos) y endosomas secundarios (o tardíos). El lector coincidirá conmigo en que tantas distinciones sobre una base poco clara, lejos de contribuir a ordenar lo que se conoce, aumentan la confusión.
Es más, toda esta terminología se restringió a células animales, a pesar de que toda célula eucariota posee algún sistema de digestión de materiales inútiles. De manera que a ciertas vacuolas -vesículas permanentes- que en células vegetales se encargan de la digestión celular no se les otorga el estatus de lisosomas.
¿Acaso pensaba usted ingenuamente que la ciencia siempre brinda un cuerpo de conocimientos consolidados y bien estructurados? Si hablamos de lisosomas, ¡mejor no aclaremos que oscurece!
Copyright Mirta E. Grimaldi. Derechos reservados.

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