sábado, 8 de marzo de 2008

Genes y epigénesis

Se buscó en los genes el sentido de la vida. La idea es que hay que mirar al microscopio, hay que llegar al dominio del átomo, veremos en un punto a la no-vida transformarse en vida. Pero lo cierto es que, o vemos sólo materia en movimiento incluso en los fenómenos de la vida, o vemos vida incluso allí donde la física sólo ve materia en movimiento. Es que la vida no es una cuestión de materia. No es diseccionando la célula como vamos a encontrar a la vida. Esa es una concepción de un análisis mal planteado, lo que Whitehead llamaba “concretización mal planteada”. La vida no es una cosa, es un movimiento, una forma de ser, una elección. La vida es algo característico, como el genio. Buscamos en la materia algo que no está dentro de ella sino por fuera, en otra dimensión, un diseño, un conjunto de fuerzas formativas que usan al dominio fisicoquímico como sustrato para su despliegue original.
Tomemos sólo dos ejemplos. Primero, la formación de la mano en el proceso de desarrollo embrionario. Al principio se forma una pequeña aleta, una aleta frágil, con una piel fina que deja ver los vasos sanguíneos. Esta aleta hizo pensar a los biólogos que el proceso de desarrollo reproduce las etapas de la evolución de las especies. Ahora bien, ¿qué pasa después con la aleta? ¿Desarrolla dedos? No, los huesos de los dedos ya están en formación, debajo de esa piel, de esa carne frágil. ¿Cómo se forman, entonces, los dedos? Las células de la aleta, de pronto, empiezan a autodestruirse. Esa autodestrucción se llama “apoptosis”. Parece que la aleta frágil va a desaparecer por completo. ¿Cómo detener esa muerte? Pero no, el proceo se detiene justo cuando se ha alcanzado la forma de la mano. ¿Cómo explicamos esto sin pensar en una fuerza formadora epigenética que usa a las células como material de construcción?
Otro ejemplo: el fracaso del Proyecto Genoma Humano. Si queremos encontrar en los genes la totalidad de la información necesaria para hacer un organismo humano completo, debería haber unos cien mil genes. Se encontraron treinta mil. ¿Qué pasó con la información faltante? ¿Dónde están los otros setenta mil genes? Ahora sabemos que cuando se traduce el ADN a ARN no termina el proceso. Unas enzimas específicas cortan el ARN y empalman los pedazos, y es eso lo que luego la célula traduce en el lenguaje de las proteínas. O sea que, por un lado, falta infomación. Por otro, una gran parte del ADN no contiene información alguna. El ADN ya no contiene la sabiduría secreta para construir un organismo viviente. El ADN es un material de construcción más. ¿Cuál es el constructor?
El estudio del genoma humano tuvo otro resultado, un resultado inesperado, asombroso: si la teoría de la evolución es correcta, si lo complejo surge a partir de lo simple, somos el fruto de la simbiosis de multitud de virus y bacterias. Ahora bien: ni los virus ni las bacterias tienen desarrollo embriológico. Además, si algo es un enigma para nosotros es el origen de los virus. Ellos no pueden vivir si no es en el interior de organismos vivientes complejos. Así que nos encontramos una vez más con la vieja y nunca bien resuelta paradoja del huevo y la gallina.
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno el blog.
:D

Diego Flannery dijo...

Daniel y Mirta, antes de recorrer los textos, mis felicitaciones por este espacio de pensamiento y reflexión.
Me quedo pensando en el ser oculto de la vida y el advenimiento al mundo del lenguaje. EL discurso como constituyente y lo biológico como base indiscutible. Como dicen los maestros de la filosofía Zen..."la pregunta encierra el enigma, mucho más que la respuesta la solución. Entrégate al enigma y el misterio puede ser develado"

Abrazos
Diego Flannery

DOS, MEG dijo...

Nacho:
Gracias por tu escueto comentario.
Diego:
De eso se trata, de entregarse al enigma. La Biología es una de las pocas ciencias que se mantienen reacias a admitir la dimensión de lo inconmensurable, y quieren llegar de un salto a la Gran Explicación (Darwinista) de todo sin pasar por el arduo trabajo del entendimiento.
Daniel

Anónimo dijo...

Estimados Daniel y Mirta: Antes que nada quiero agradecerles que me permitieran compartir este espacio con ustedes. Los felicito por el emprendimiento!!.
Cariños
Cecilia