viernes, 14 de marzo de 2008

Problemas en la teoría de la complejidad

La complejidad de los sistemas vivientes es indiscutible. Pero ¿qué significa que un sistema viviente es complejo? Investigadores del proyecto de vida artificial del Instituto de Santa Fe, en Nuevo México, se preocuparon por definir el significado de la palabra "complejidad" y de distinguirla del caos. Uno de ellos, Stuart Kauffman, se ha empeñado particularmente en esta labor. Kauffman ha trabajado en el tema desde los años cincuenta, cuando participó con sus resultados preliminares en un congreso de Biología Teórica organizado por Waddington a fines de esa década, durante los inicios de la genética clásica. Kauffman descubrió que, dado un cierto número de elementos de un sistema conectados entre sí mediante ciertas reglas simples de transformación, del tipo "si A está encendido, B está encendido y C está apagado", mientras sus conexiones se mantuvieran debajo de cierto umbral, el sistema iba a decantar en ciertos modos cíclicos de comportamiento, distintos entre sí, y calculables con bastante aproximación. Si esas conexiones, en cambio, llegaban a superar el umbral, el resultado sería el caos. Las investigaciones en el campo de la genética no habían prestado mucha atención a la manera en que los genes se regulan unos a otros, y el grado de complejidad de las redes que se forman en consecuencia. Sin embargo, existe un estudio bastante exhaustivo realizado al respecto en el caso ampliamente estudiado (por otros motivos) del gusano C. Elegans. Ocurre que en este gusano el mapeo de las conexiones entre los distintos genes nos muestra que cada uno de ellos se conecta con todos los otros genes, lo cual nos obliga a pensar que estamos frente a un caso de comportamiento caótico, y no de un comportamiento que se encuentra en el límite del caos, como Kauffman sospechaba. Esto significa que nunca el gusano C. Elegans se encontrará en el mismo estado dos veces en toda su vida. ¿Demuestra este mapeo que la vida está más allá de toda regularidad? ¿Significa esto que no existe un logos de la vida, una ley natural para el comportamiento de los sistemas vivientes? No lo creo. Mi idea es más bien que un modelo con simples conexiones del tipo encendido-apagado es insuficiente. El meritorio intento de Kauffman quizás ha fallado por tratar de reconstruir en blanco y negro una realidad extremadamente colorida, como si hubiera considerado el aspecto puramente corpuscular en lo que sólo puede comprenderse, al menos, como una dualidad onda-partícula.
Copyright Daniel Omar Stchigel. Derechos reservados.

No hay comentarios: